EL APEGO QUE CONFUNDIMOS CON AMOR
El Apego es uno de los temas nodales en las culturas de oriente, de igualmente la aversión y la ignorancia que se reconocen como la raíz de todos nuestros problemas y aflicciones.
Pero ¿Qué es el apego? El apego surge cuando exaltamos y exageramos las características positivas de los demás, lo cual a simple vista no generaría ningún problema, pero si analizamos a fondo en las relaciones personales se presenta con resultados destructivos y nos confunden, nos hacen caer en puntos de vista equivocados y sin fundamento alguno.
Por ejemplo, cuando nuestra pareja llega tarde a casa sin justificación aparente…nos enojamos y sentimos que perdemos el control de la situación…el control proviene del apego y no del amor aunque normalmente lo confundimos. Si en algún momento terminamos alguna relación y lo que nos decimos es ¿ porqué a mí si soy tan maravilloso e inigualable? Esto es apego no amor y en el fondo el daño que percibimos como una muestra de amor es resultado del ego, la soberbia y la importancia personal.
Así transitamos día a día entre momentos de apego y no de amor como pretendemos creer.
Cuando damos libertad y confianza al otro independientemente de que lo aprecie o no ….estamos experimentamos amor no apego. Cuando impulsamos y contribuimos a los objetivos del otro, estamos actuando desde el amor no desde el apego, así podemos citar muchos más edificantes ejemplos.
La realidad es que es difícil desprendernos de nosotros mismos para dar paso al bienestar de los demás. Además debemos ver a las personas como son, con sus múltiples cualidades y defectos, si podemos convivir con ellos entonces estaremos listos para tener una relación sana y si no lo toleramos podremos comenzar una relación en la que estaremos forzando al otro o a los otros a cambiar de acuerdo a lo que necesitamos y queremos, esta es una posición egoísta y poco constructiva. También podemos creer que amamos de manera genuina a las personas y lo que hacemos es utilizarlos, volverlos objetos de nuestra satisfacción al punto de que no solo les pedimos, les exigimos, les demandamos cuidados y atención, pensamos que nos merecemos la vida del otro, pasamos por encima de sus objetivos e inclusive de su dignidad.
Es claro que muchos creemos que amamos y en realidad estamos apegados, enganchados al conflicto, esto no significa que en este momento debemos alejarnos de nuestros seres queridos, solamente debemos trabajar a la medida de nuestras posibilidades en liberar e impulsar a los demás, en amar en tiempo presente, ser pacientes, tolerantes, generosos, positivos….es difícil de lograr cuando en el mundo de hoy lo que imperan son las charlas entre amigos y conocidos acerca de las dificultades que imperan en nuestras relaciones de apego pensando que son relaciones construidas desde la base del amor.
Así que dispongámonos a ver a las cosas y a las personas como son ni más ni menos, preguntémonos si podemos vivir con eso y que tanto puedo ceder entendiendo que si quiero cambiar al otro y a los otros como punto de partida no estoy en una relación de amor, estoy sumergido en el apego que distorsiona la visión respecto a todo lo que me rodea.
Como todo lo edificante requiere de mucho esfuerzo, vincularnos de manera constructiva lleva tiempo pero se logra haciéndonos constantemente la pregunta ¿estoy pensando solo en mí o estoy incluyendo a los otros?…una y otra vez hasta crear la familiaridad con el punto de vista correcto.
La gran noticia es que se puede y el valioso resultado es la paz y tranquilidad en nuestras relaciones personales. El amor es paz y el apego es dolor, en el fondo qué prefieres tener paz o fabricar escenarios en los que lo único que importe es que tengas la razón. Yo prefiero sin duda la paz del amor.
AUTORA: Pilar Vázquez
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