EMOCIÓN Y AMOR O RUTINA Y TEMOR


Soy católico aunque me defino como discrepante de algunas acciones y actitudes de mi Iglesia y no asisto con la asiduidad requerida a los actos y ceremonias de la Iglesia Católica. Suelo ser bastante crítico con mi Iglesia aunque también es verdad que me molesta mucho las críticas o/y opiniones adversas que vengan de otras religiones.
El pasado Sábado Santo o Sábado de Gloria como se llamaba en mi infancia, decidí asistir a un acto muy importante de la Iglesia Católica, la Vigilia Pascual. Elegí una pequeña iglesia de un barrio de Murcia y me dispuse a vivirla con respeto e intensidad, como hago cada vez que asisto a una actividad o ceremonia religiosa, aunque, la verdad, no soy un asiduo de estos actos, sin embargo siempre que acudo a una ceremonia me gusta enterarme de sus ritos y significados.
Al llegar a la iglesia, 15 minutos antes de la hora de comienzo, me encontré en la puerta la pequeña hoguera que serviría para la ceremonia del fuego y la luz, de donde se enciende el Cirio Pascual, gran protagonista visible de la Vigilia Pascual.
A la hora indicada el sacerdote inicia la ceremonia saliendo hasta donde está el pequeño fuego, enciende el Cirio Pascual del que cada uno de los asistentes procede a encender pequeña vela. La ceremonia sigue con los pasos establecidos, cánticos de alegría, lecturas, Liturgia de la Palabra, Liturgia Bautismal y finalmente la Eucaristía. La iglesia, por cierto se encuentra con muy pocos feligreses, un grupito de alegres niños, media docena de hombres y 20 o 30 mujeres.
Sin duda se trata de una bella y emotiva ceremonia, para mi la mas importante de cuantas celebra la Iglesia Católica durante todo el año, sin embargo faltó emoción, faltó sentimiento y también faltó, o quizás especialmente faltó, conocimiento del significado del acto. Suele ser tradicional en mi Iglesia el dar pocas explicaciones de los significados de los ritos y los símbolos de las celebraciones litúrgicas, en realidad hasta hace unos años, la propia misa se decía en latín y de espaldas.
Quizás esta actitud de la iglesia tenga algo que ver con lo vacías que se están quedando muchas iglesias, sin embargo la gente siente, cada vez mas, necesidad de lo espiritual, necesitamos algo sobrenatural en quien creer, necesitamos emocionarnos, necesitamos dar y recibir amor pero siendo partícipes y no meros espectadores de algo que, muchas veces, no conocemos o no entendemos. 
Al final se trata de forma mas que de fondo, pero las formas son muy importantes y eso lo sabe la iglesia que lo ha utilizado siempre, pero hoy las formas hay que vestirlas de otra manera, no se puede seguir educando en el temor a un Dios terrible, capaz de castigar a un hijo con el fuego eterno, sino en un Padre amoroso. Yo no temo a Dios, yo amo a Dios. La iglesia puede elegir se trata de “Emoción y amor” o “Rutina y castigo” en ambos casos surgirán momentos de dudas y en ambos se necesita la fe, pero la fe es mas sencilla y mas sincera a través del amor que por el miedo. 

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