RESPETO POR TODAS LAS RELIGIONES
Ésto quiere decir apreciar todas las tradiciones religiosas
y tolerar las creencias con las que no estamos de acuerdo. Una religión surge
de una condición histórica particular, de un contexto geográfico específico, o
de una necesidad social común. Una religión da respuesta a una inquietud
espiritual a través de una serie de formulaciones y principios e historias.
Siguiendo la revelación original, los maestros, filósofos, teólogos y
escritores crean teorías, interpretaciones y comentarios. Los sacerdotes y los
predicadores convierten las enseñanzas originales de un gran profeta en dogmas,
que luego son interpretados de una manera literal, inflexible y rígida. En
consecuencia, se olvidan el espíritu y el significado de las enseñanzas
originales y se rinde culto a algo vacío. El ritual adquiere importancia y se
convierte en un fin en sí mismo. En el fondo, todas las religiones apuntan
hacia el mismo deseo: el deseo de amor y compasión, de paz y generosidad, de
servicio y serenidad, de ausencia de ego y de autorealización.
De manera simple, los diferentes caminos religiosos son como
las diferentes cocinas. Los ingredientes son los mismos: arroz, harina,
patatas, vegetales, hierbas, etcétera, pero en las manos de cocineros chinos,
indios, italianos y árabes, esos ingredientes se transforman. Huelen, saben y
aparecen muy diferentes, pero todos sirven para satisfacer el hambre. De manera
similar el amor, la verdad, la compasión y la caridad desde el punto de vista
de las tradiciones religiosas cristianas, hindúes, musulmanas, budistas y
judías pueden parecer distintos, pero si se practican de forma sincera todas
ellas pueden hacer surgir una transformación de la conciencia que conduzca a la
paz y a la igualdad.
Por supuesto que de esas diferentes religiones emergen distintas
creencias – creer o no creer en Dios, en la reencarnación, en el cielo y en el
infierno, en la virtud y en el pecado. Esas creencias son como las teorías
sobre la comida; algunos creen que el ajo es afrodisíaco, o que una manzana al
día mantendrá alejado al doctor - nadie puede determinar con certeza si tales
teorías son ciertas o no, o si funcionan para todo el mundo. Por lo tanto no
tiene sentido pelearse, discutir o matarse en nombre de una u otra teoría. Los
hindúes y los musulmanes podrían coexistir felizmente, como coexisten
restaurantes italianos y chinos. Si la gente prefiere la comida china a la
italiana o viceversa, dejémosles disfrutar de la comida que prefieran.
Cultivemos el respeto por la diversidad y la pluralidad de
las religiones. Si todo el mundo tuviera sólo una religión la situación no
mejoraría. La gente inventaría religiones dentro de las religiones, sectas
dentro de las sectas. No todos los cristianos han sido célebres por vivir en
paz y armonía, ni todos los budistas. Así como tenemos multitud de lenguas con
sus propias excelencias y perspicacias, es maravilloso que tengamos tantas
religiones. El mundo es más rico por esta razón. Si no queremos descartar
pequeñas lenguas como el húngaro o el tibetano en nombre de la conveniencia,
¿por qué deberíamos desear que el cristianismo, el islamismo o cualquier otra
religión fuera la única válida para todo el mundo?.
La religión no se encuentra en el Corán o en la Biblia, está
en nuestros corazones, en nuestras acciones, en nuestra práctica. La religión
no se halla en una iglesia, en una mezquita o en un templo, sino en la forma de
relacionarnos con los otros humanos, con los animales, con los bosques, con los
pobres y oprimidos, con los enfermos y los moribundos. Creer en esto o en
aquello a veces resulta especulativo, más que interesante. Curar al herido,
compartirnos con otros, escucharles, ser amables, abiertos y humildes son
expresiones inmediatas y prácticas de la verdadera religión. Por lo que uno
debería ser libre de practicar la religión que le plazca, pero sin el peso de
la responsabilidad, de la arrogancia y la exclusividad.
Isadora en Comunidad Consciencia
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