La dieta y el pH
Alimentos alcalinos: ¿conviene hacer dieta en función del pH?
Discriminar los alimentos según sean más ácidos o alcalinos no supone beneficios para la salud y puede alejarnos de una dieta saludable Por JULIO BASULTO 21 de septiembre de 2012 Eroski Consumer
La "dieta alcalina" se ha puesto de moda en los
últimos tiempos como un método que se anuncia como efectivo para mantenerse
saludable y combatir la obesidad. Esta propuesta, también llamada "dieta
alcalinizante", postula que ciertos alimentos pueden afectar a la acidez
del sistema digestivo, de la orina o de la sangre. A la vez, numerosos
practicantes de la medicina alternativa proponen tratar o prevenir, mediante
esta dieta, el exceso de peso y el cáncer, así como las enfermedades cardíacas,
renales, óseas y articulares, entre muchas otras. Pero, ¿es efectiva? Dado que
la alimentación desempeña un papel crucial en el mantenimiento de una buena
salud (ocho de cada diez enfermedades guardan relación con lo que comemos,
según la OMS), cualquier propuesta de modificación dietética debe basarse en
datos científicos sólidos. La pregunta es: ¿hay esta clase de datos a favor de
la dieta alcalina? En este reportaje se explica qué es la dieta alcalina y se
analizan sus cinco supuestos beneficios.
¿Qué es la dieta alcalina?
La acidez de una sustancia se valora en función de un
parámetro denominado pH (potencial de hidrógeno) y puede variar de 0 a 14. Un
pH bajo denota acidez, uno alto indica alcalinidad, mientras que un pH de 7
revela que una sustancia es neutra. Según las conjeturas de los promotores de
la dieta alcalina, nuestra dieta debe reflejar el nivel de pH de la sangre, que
oscila entre 7,35 y 7,45 (apenas alcalina). Los alimentos que
"alcalinicen" (frutas frescas y verduras crudas) mejorarían la salud
y los que "acidifiquen" (los productos animales, los cereales, las
legumbres y otras semillas) la empeorarían.
Alimentos alcalinos: los cinco supuestos beneficios
Dieta alcalina y acidez del tubo digestivo
El estómago es tan ácido, que ningún alimento cambia su pH
de manera relevante. Ni las frutas cítricas ni el vinagre alteran su acidez.
Todos los alimentos que salen del estómago hacia el intestino son ácidos. Al
llegar al intestino, las secreciones del páncreas (básicas) neutralizan los
ácidos del estómago, así que ninguna selección dietética afecta al pH del tubo
digestivo.
Dieta alcalina, acidez de la sangre y cáncer
Algunos promotores de este tipo de planteamiento dietético
han llegado a afirmar que modificar el pH de la sangre previene el cáncer
debido a que esa alteración impediría a las células cancerosas sobrevivir. Sin
embargo, cualquier mínima modificación en el pH de la sangre afectaría a todas
las células del ser humano, cancerígenas o no, y ello causaría graves
enfermedades, e incluso, la muerte. Lo cierto es que la alimentación no altera
lo más mínimo el pH de la sangre, tal como señala el American Institute for
Cancer Research.
Dieta alcalina y sobrepeso u obesidad
Ningún estudio en humanos, ni ningún consenso nacional o
internacional avala la supuesta efectividad de este planteamiento dietético
para prevenir o tratar el exceso de peso. La Academia de Nutrición y Dietética
(la mayor organización mundial de profesionales de la alimentación y la
nutrición) señala que la hipótesis de la dieta alcalina es una "teoría
oscura" y que no supone una manera saludable de perder peso.
Dieta alcalina, acidez de la orina y osteoporosis
La orina es el único fluido del organismo que puede ver
alterada su acidez en función de la dieta. Un estudio publicado en junio de
2008 en la revista 'British Journal of Nutrition' mostró que una dieta rica en
carne, a diferencia de una rica en frutas y hortalizas, se asocia a una orina
menos alcalina. Sin embargo, este estudio no evaluó si ello se relacionaba con
la salud de los participantes.
En cualquier caso, debido a que una dieta rica en proteína
genera una orina un poco más ácida, y ello requiere la utilización de calcio
para neutralizarla, varios autores han sugerido en los últimos años que esto
podría aumentar el riesgo de padecer osteoporosis, ya que el calcio se
eliminaría de los huesos para neutralizar el ácido y evitar cambios en el pH.
Sin embargo, tres importantes estudios publicados en las
revistas 'Nutrition Journal' (septiembre de 2009) y 'Journal of Nutrition'
(marzo y abril de 2011) señalan que la carga ácida de los alimentos no tiene
efectos negativos sobre la salud ósea. Una posible excepción se produciría en
ancianos varones, en quienes un estudio ha detectado un cierto efecto negativo
de la carga ácida de la dieta sobre la salud ósea. No obstante, los autores de
la investigación creen muy probable que este resultado se deba a que el
planteamiento del estudio no permite eliminar todos los posibles "factores
de confusión", por lo que no se puede establecer una relación de
causalidad (la acidez no "causa" la pérdida de masa ósea, sino que
ambas ocurren a la vez).
Por último, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria
señala que los estudios de intervención no han mostrado efectos claros sobre la
masa ósea ante altas ingestas de proteína.
Dieta alcalina y otras enfermedades
No hay estudios que confirmen efectos beneficiosos de esta
dieta para las enfermedades del corazón, la diabetes, la artrosis o cualquier
otra patología. Tal y como afirmaron Fenton y colaboradores en octubre de 2011
en la revista 'Journal of the American College of Nutrition', un pH ácido en la
orina no refleja ni una acidosis metabólica ni otra clase de condición adversa
para la salud.
Dieta saludable: no es tan complicado
La hipótesis de base de la dieta alcalina (la salud mejorará
si dividimos los alimentos en función de su capacidad para "acidificar"
o "alcalinizar") no tiene sustento científico. No conviene, por lo
tanto, tomar en cuenta sus planteamientos, porque hacerlo nos puede alejar de
los consejos que sí han demostrado mejorar la salud, como los incluidos en el
sumario ejecutivo de la última guía dietética para los americanos: "Las
dietas saludables son ricas en carbohidratos (complejos). Cambie sus patrones
de alimentación hacia una dieta más basada en los alimentos de origen vegetal,
que enfatice las hortalizas, las legumbres secas cocidas, las frutas, los
cereales integrales, los frutos secos y las semillas".
Esta guía ha contado con la participación del prestigioso
centro Cochrane, cuya filosofía de trabajo es el empleo "consciente,
explícito y juicioso" de la mejor evidencia actual en la toma de
decisiones sobre el cuidado sanitario, gracias a la puesta en práctica de la
llamada medicina basada en la evidencia.
Comentarios
Publicar un comentario