En práctica cada día
Por Tahíta
Todos los momentos de nuestro día son enseñanzas.
Por eso, en lo posible, hay que prestar atención durante todo el día, desde la mañana hasta la noche, en todas las actividades.
El objetivo no es convertirnos en un experto en respiración, ni siquiera en un excelente meditador. El objetivo es ver con claridad las causas y el posible final del sufrimiento, experimentarlo, y poder luego llegar a la paz mental.
Coincidamos en esto…
La vida es un reto continuo porque las circunstancias siguen cambiando.
El sufrimiento es la incapacidad de la mente para adaptarse a estas circunstancias cambiantes.
Sin embargo…la paz es posible.
Es posible cultivar, a través de procurarnos cierto de estilo de vida y ejercicios de entrenamiento mental como la atención plena, una mente que se adapte sabiamente a las circunstancias cambiantes, evitándonos así mucho sufrimiento.
Comprendemos por supuesto que los tiempos son caóticos y hay vórtices de energías, creados o no por nosotros, que suelen privarnos de la suficiente calma y ecuanimidad como para observar sin reaccionar y comprender que somos más que el personaje sumergido en la historia.
Sin embargo, hay tres ideas liberadoras que me inspiran cuando estoy al borde del abismo de la inconsciencia, a punto de reaccionar, no siempre adecuadamente…
- Primero…Todo es temporal; las experiencias están cambiando continuamente. Esta percepción hace que las situaciones difíciles sean menos dolorosas y aterradoras porque sabemos que… “Esto también pasará”.
- Segundo…Toda experiencia suele atemorizar a la mente y genera una resistencia que se manifiesta como tensión o sufrimiento mental. La mente dice: “No quiero más esto en mi vida” o “Necesito esto ahora mismo”, en lugar de “Esto es lo que está sucediendo ahora. Veamos qué sucede después”, lo que reequilibraría esa mente y le evitaría mucho sufrimiento innecesario.
- Tercero…Todo es contingente. Los eventos externos o las experiencias internas como estados de ánimo o pensamientos surgen por alguna razón, sea que la conozcamos o no a nivel consciente. Nada sucede sin haber sido causado por algo y sin impactar en eventos en los que TODOS ESTAMOS INTERCONECTADOS.
Cuando estoy consternada por una situación, si puedo recordar que “Esto es el resultado de un gran número de causas que sí o sí tienen que ser, mucho más allá de lo que quiero o no quiero”, soy capaz, al menos, de evitar agregar más ira a una situación ya difícil. Si hay respuestas sabias a la situación, puedo probarlas. Si no tengo éxito en cambiar la situación, tal vez pueda recordar: "Luchar con lo que está más allá de mi control me creará más sufrimiento" y usar toda mi energía para acomodar la situación.
Todas nuestras vidas son un despliegue continuo de experiencias que siempre están cambiando y es difícil permanecer cómodo todo el tiempo con lo que sucede.
Vivir es estar en un programa de preguntas continuo en el que en realidad solo tendríamos que hacernos una sola pregunta.
"¿Cómo puedo manejar lo que está sucediendo ahora, de la mejor manera posible, sin crear más sufrimiento?"
Es completamente inútil pasándonos la vida diciendo “no” a lo que no queremos que suceda. Considerar todas las posibilidades y aceptarlas, nos aligera el camino.
Pero aun sabiendo todo esto, si no estamos decididos y alertas para practicar en cada momento de nuestra vida…no vale de nada saberlo.
La práctica lo es todo.
Por supuesto, sería maravilloso si pudiéramos incorporar de manera tan completa las percepciones que obtenemos en momentos de claridad en nuestras vidas para que los hábitos que nos desestabilizan nunca vuelvan a surgir. Mi experiencia, sin embargo, es que el desarrollo de la sabiduría es incremental. Más practico cómo intencionalmente quiero responder…más se incrementa ese poder hacerlo y la sabiduría que lo sustenta.
Detengámonos ahora y pensemos en nuestro día hasta ahora. Observemos las ocasiones en que la mente se alteró por lo desagradable e inesperado, luego se calmó y se sintió cómoda, luego se alteró nuevamente y luego se calmó. Creo que descubriremos que ha habido muchos momentos potencialmente perturbadores.
Tal vez cuando tomamos una decisión saludable, deberíamos esforzarnos para felicitarnos a nosotros mismos: “¡Hice eso! ¡Conservé mi tranquilidad! Casi me quedé atrapado en el desconcierto, ¡pero no lo hice!” Cada una de esas experiencias de "Mi mente está en paz, por elección" es tanto una confirmación de que: "La paz es posible", como un momento para aumentar nuestra confianza. E incluso cuando la distracción nos confunde y hacemos algo de lo que nos arrepentimos, por lo general, aunque sintamos remordimiento, podemos optar por tenernos paciencia.
En cualquier caso, nos volvemos más sabios. El elemento crucial es prestar atención y nunca dejar de vivir lo aprendido.
Sin duda, es importante, al menos si es posible, reservar algo de tiempo todos los días para sentarnos en silencio o dar un paseo tranquilo, específicamente para permitir a la mente relajarse. El simple hecho de tomarnos un "tiempo libre" nos soltará de todas las demás tareas que a veces nos agobian y clarificará la mente.
Sin embargo, lo principal que quiero compartir es esto:
La vida diaria es práctica.
Por ser la vida en el mundo tan compleja, es el escenario óptimo para desarrollar la capacidad de ecuanimidad y el hábito de ser amorosos con toda forma de vida.
Podemos aprender muchas técnicas, herramientas, experiencias de contacto, ya sea en clases, retiros o libros, pero ellas apuntan a que…
HAY QUE VIVIRLAS.
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