La muerte, un recordatorio de vivir la vida plenamente

Avanza, mi amor, avanza hacia la Luz, hacia la paz, hacia la paz viviente de la Luz Clara

En las tradiciones orientales el estado de consciencia durante el último momento de vida es considerado tan crucial que uno pasa toda la vida preparándose para él.

Meher Baba proclamó: “El Amado divino está siempre contigo, en tí y a tu alrededor. Sé consciente de que no estás separado de Él.”

Aldous Huxley dice de manera hermosa en su novela Island: “Así que ahora puedes dejarte ir, mi amor…Déjate ir…Deja ir este pobre cuerpo gastado. Ya no lo necesitas. Permítele desprenderse de ti. Déjalo allí como una pila de ropa gastada…Avanza, mi amor, avanza hacia la Luz, hacia la paz, hacia la paz viviente de la Luz Clara.”

Hacer las paces con la muerte y estar completamente en el momento te permite perderte en el amor – en el amor de la belleza y de lo asombroso de la manifestación de Dios, en el amor hacia ti mismo y todo lo demás, el sufrimiento, el dolor, la alegría. En el eterno presente del momento eres libre del tiempo. Entonces si la muerte es el momento, ese es el momento. Cuando estás en ese espacio de apertura todo es posible. Al momento de la muerte eres rodeado y acurrucado por los brazos de Dios. Si nos soltamos suavemente, salimos hacia la Luz, hacia el Uno, hacia Dios. ¡Qué bendición!

Morimos como vivimos. ¿Qué podría prepararte mejor para la muerte que la forma en que vives?

El juego consiste en estar donde estés – honestamente, conscientemente y tan enteramente como tú sepas. Una vez despierto no puedes volverte a dormir completamente. Sin importar lo que suceda en el mundo continuaré siguiendo las instrucciones :amar a todos, servir a todos y recordar a Dios– amar, servir, recordar.

Llega un momento en el que realmente quieres cambiar tu conducta. Comienzas la búsqueda del fuego de la purificación. Y es ahí cuando se vuelve muy interesante, porque de repente te encuentras buscando esas situaciones que te hacen reaccionar. Observas con mayor profundidad los roles que juegas en tu encarnación –tus responsabilidades hacia padres, hijos, país, religión, amigos, hacia ti mismo– y trabajas para armonizarlos con tu ser más profundo.

Parte de tu relación contigo mismo es tomar responsabilidad por el cuidado de tu cuerpo y hacer aquellas cosas que promuevan la buena salud. El cuerpo es el templo del alma, el templo de tu espíritu. Es el vehículo que te permite mantenerte en esta encarnación y volverte un ser totalmente consciente; el vehículo para convertirte en uno con Dios. Hónralo. Cuídalo. Yo no fui totalmente consciente en la manera que traté a mi cuerpo y pagué un gran precio con el ACV que recibí.

Mientras apaciguas tu mente, comienzas a ver los diferentes componentes de tu ser y cuáles de ellos están desarmonizados. Por ejemplo, algunas veces puedes sentir que tu cuerpo te está arrastrando. Está drenando tu energía; los músculos necesitan ser fortalecidos o relajados. Recordando que tu cuerpo es el templo de tu espíritu, trabaja junto a él realizando actividades que liberen o balanceen energía. El yoga de la energía, Hatha yoga, puede ser empleado como un camino hacia el alma. Realizar una asana, o postura de yoga, es hablar con Dios. También se consciente de lo que ingresas en tu cuerpo. El cuerpo humano es una manifestación de Dios. Hónralo.

Gran parte del trabajo espiritual es desacelerar lo suficiente para permitirle a nuestras mentes armonizar con nuestros corazones.  Permite que tu amor y tu devoción guíen tu corazón. Permite que la mente pensante sea balanceada por el corazón.

Estar aquí ahora es empírico. Cuando estás en el momento el tiempo se enlentece. En este momento tienes todo el tiempo del mundo. Pero no desperdicies ni un momento. Quién eres realmente transciende el tiempo. Cuando Cristo dice, “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas,” es igual que cuando estás viviendo en el aquí y ahora y comienzas renovado en cada nuevo momento. Cuando realmente estás en este momento, esto es todo lo que hay. Y el momento de la muerte es solamente otro momento
Traducido por Tahíta

Comentarios