Ángeles entre nosotros
En el fondo de todos nosotros, está sembrada una semilla que, tarde o temprano, sale a la luz
Cada vez que alguien se acerca de alguna forma a cuestionarme sobre este tema o platicarme sobre cómo su vida ha sido “tocada” por los Ángeles, me emociono de más; porque sé que, en el fondo de todos nosotros, está sembrada una semilla que, aunque sea por la duda o la curiosidad, tarde o temprano sale a la luz. Todo en su momento. Yo no nací sabiendo, ni siendo consciente; ni siquiera crecí sabiendo de su existencia, hasta que estuve preparada para ello a mis 26 años; aunque, desde niña, se hacían presentes a través de diversas manifestaciones que yo no reconocía (no estaba preparada ni muy despierta).
Ángeles por doquier
En mi historia, pasaron una serie de cosas que me permitieron irlos descubriendo; una de las primeras personas en hablarme de Ellos fue alguien a quien he amado con todo mi ser, y la primer Manifestación que tuve (tremenda, por cierto), fue gracias a un proceso de sanación para mi sobrino de 10 años (en aquel entonces 7), quien por cierto se llama Carlos RAFAEL (¡No hay coincidencias! Rafael es la Medicina de Dios, y mi sobrino venía a ser sanado y por consiguiente a sanar también)..
Esta vela se fue formando así tras una sesión de sanación para mi sobrino
Los Ángeles entraron a mi vida no poco a poco; ¡No! La verdad creo que a Ellos les gusta entrar a nuestras vidas, y hacerlo ¡Con todo! Como diría en el libro de Brida, de esas bendiciones que entran astillando todos los vitrales.Desde entonces, Ellos han sido mi Guía, mi Puente directo con Dios; especialmente Rafael (mi Guía en mi Misión Divina y de vida), y Miguel -mi Amor divino- (mi Compañía de siempre y mi
Protección); han sido también mi inspiración, mis respuestas, los héroes que han salvado mi vida en más de 1 ocasión, los que me ayudan a tomar decisiones, a distinguir cuando algo está bien o está mal, donde o con quien hay peligro, mentiras, intenciones negativas; los que me “soplan” a través de la intuición, los que me consuelan, los que me ayudan en cosas tan simples como encontrar el espacio de estacionamiento ideal (ja ja) o hasta encontrar cosas perdidas (¡De verdad son eficaces!), o hacer que funcione X o Y aparato; hasta cosas más complejas como ayudarme a conseguir la casa de mis sueños -cuando parecía imposible-, ser mis asistentes de viajes, estar en el momento perfecto para ayudar a alguien en necesidad o en emergencias; y así, una larga lista de cosas más. Los he encontrado siempre, literal siempre que los necesito; siempre siento su Presencia: en la naturaleza, en los animales -particularmente en mi Spencer (gato) y Luciano (perro)-, en personas conocidas o desconocidas (especialmente en niños y/o ancianos), en lo más pequeño del día a día, en casa, en el trabajo, en mis viajes, en la calle, en los números que se repiten (444,333, etc..), en plumas de aves, en velas, a través chispas o luces de colores, olores repentinos (especialmente a rosas, lavanda, copal), etc…
Luzía Morales
Comentarios
Publicar un comentario