SONIDOS QUE SANAN II

Sonidos y Energía
Alfred Tomatis, médico francés especializado en el estudio del oído humano, cree que hay dos tipos de sonidos: los que cansan y fatigan al oyente y los que lo cargan de energía. En especial Tomatis encontró que los sonidos que contienen armónicos de alta frecuencia, como los cantos gregorianos, son extremadamente beneficiosos porque cargan de energía al sistema nervioso central y a
la corteza cerebral. Descubrió los efectos terapéuticos del canto de alta frecuencia cuando los guías espirituales de un monasterio benedictino fueron a verlo para pedirle ayuda. Tras el Concilio Vaticano II, el nuevo abad del monasterio creyó que las seis u ocho horas de canto de los monjes no servían a ningún propósito útil y el canto cesó. Al poco tiempo, los monjes se mostraban cansados y deprimidos. Varios médicos intentaron, sin éxito, poner remedio a esta situación. Tomatis descubrió que los monjes habían suspendido su práctica diaria de cantos, sin el efecto terapéutico y de carga energética de sus cantos, los monjes no podían continuar con su riguroso horario de trabajo y oración. Una vez que Tomatis hubo restablecido el canto diario, los monjes pronto pudieron volver a sus jornadas de veinte horas. Tomatis cree que una de las funciones básicas del oído es suministrar, a través del sonido, tanto la carga de la corteza cerebral como el 90 a 95% de la carga total del cuerpo. Los cantos gregorianos contienen todas las frecuencias del espectro de la voz, de 70 a 9000 ciclos por segundo. Para Tomatis, un aspecto importante de los efectos terapéuticos de los armónicos vocales se basa en la transmisión del sonido por los huesos, que se estimulan con una resonancia de alrededor de 2000 Hz (ciclos por segundo), dice que el sonido producido no está en la boca ni en el cuerpo sino en los huesos. Son los huesos los que cantan y todo es como una vibración que estimula los muros de una iglesia, que también cantan. El proceso de conducción de los huesos amplifica el sonido a través de la resonancia del cráneo. Tomatis opina que cuatro horas diarias escuchando sonidos ricos en frecuencias de armónicos altos o creando uno mismo el sonido correcto es suficiente para cargar el cerebro. El mismo dormía apenas cuatro horas al día. Los armónicos son sonidos que conectan los siete niveles de conciencia, pueden ser usados como escaleras de Jacob para ascender a otros planos de existencia.

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